Soy Carlos Junquera, Director del Área Médica y de Rehabilitación de la Residencia Los Fresnos, y todas las semanas me subo al tejado de la residencia, me quedo largos ratos mirando a los residentes en el salón, mientras comen, mientras cenan, cuando se acuestan e incluso me fijo hasta cuando salen de paseo a la calle.
Encontrarse a alguien por primera vez puede ser un tropiezo si las circunstancias no acompañan. Para conocer a nuestros residentes, no solo hay que saludarles, preguntarles el nombre o mirarlos a la cara esperando respuesta. A veces hay que subir al tejado, y mirar desde arriba un buen rato. Mirar y pensar, diagnosticar y entender, hipotetizar y apostar. Apostar por que no vamos a ser un tropiezo más para la persona, sino una oportunidad, un aliado y alguien tan importante como cada cual quiera que seamos. Colarse en la complejidad de las personas requiere tiempo y profesionalidad.
Quienes viven en Residencia Los Fresnos viven en su Casa, donde todo y todos son y están al servicio de cuidar y de conocer en profundidad las necesidades de cada residente. Desde el Servicio Médico y de Rehabilitación apostamos por nuestros residentes como personas con experiencias aún por llegar, con proyectos de presente y de futuro. Aunque algunos puedan no creerlo y probablemente ni lo entiendan, el conocimiento profundo de aspectos técnicos relacionados con la salud global de las personas, permite mejorar su calidad de vida. Para ello se necesita que la visión de la dirección de residencia apueste decididamente por ello, sin complejos, y con profesionales que lleven a cabo esta visión.
Hay un creciente número de personas mayores que deciden acomodarse entre nosotros, precisamente buscando cuidados y comodidades que brindamos en forma de cocina espectacular, control médico y actividad diaria, y sobre todo buena compañía. La Residencia Los Fresnos es una Casa amigable que huye de esas bajas expectativas creadas en torno a las residencias de mala calidad asistencial ancladas en métodos pretéritos.
Sabemos que también hay personas que acuden a una residencia de mayores en un momento malo o nefasto de su vida, como por ejemplo tras una larga enfermedad, una intervención quirúrgica, un problema familiar. Qué situación tan compleja. ¿Cómo hacerlo bien? ¿Cómo evitar el choque, el tropiezo, con esa persona que tan mal lo está pasando y que nunca quiso verse con una lesión, con las limitaciones de una enfermedad, viviendo en una residencia y no en su casa? Qué empresa tan difícil si, y qué gratificante y bonita puede llegar a ser.
Observamos con atención los detalles mediante trabajo riguroso, estudiando la historia previa de nuestros residentes en su ámbito social, familiar, de salud, ocio… Sólo construyendo una globalidad y valorando dónde están las limitaciones y las restricciones, así como todas las cuestiones médicas a controlar, podemos acercarnos al residente y mostrarnos confiables ante él. Así comenzará a sentir que, a pesar de no estar en su casa familiar, está en una Casa con un equipo de personas que le conocen mejor de lo que él pensaba, que funcionan parecido a una familia, y que le van a ayudar en sus objetivos. A veces los objetivos son mejorar un dolor persistente, racionalizar la pauta farmacológica, dormir mejor, volver a caminar, recuperar la
independencia para salir los Jueves con los amigos a pasear, o recuperar la funcionalidad para volver al domicilio familiar en unos meses tras fracturarse la cadera. Nuestra ambición es dar el mejor soporte para que los residentes cumplan sus objetivos con satisfacción y en un entorno cálido.
Soy Carlos Junquera, Director del Área Médica y de Rehabilitación de la Residencia Los Fresnos, y todas las semanas me subo al tejado de la residencia, me quedo largos ratos mirando a los residentes en el salón, mientras comen, mientras cenan, cuando se acuestan e incluso me fijo hasta cuando salen de paseo a la calle. Pregunto a los directores, médico, psiquiatra, neuropsicóloga, enfermera, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, encargadas y auxiliares, toda aquella información que creo que puede ser relevante para la siguiente apuesta. Apuesto sobre seguro porque mi equipo lo integran profesionales de alto nivel, comprometidos, que se basan en la práctica clínica basada en la evidencia. Apuesto en el proyecto de un residente cuyo objetivo es lograr comer de manera independiente, y no paro hasta que lo consiga. Apuesto a que un señor va a dejar de pasar el día encamado y va a volver a caminar, y lo consigue porque él es un fenómeno y un ejemplo de resiliencia, y la fisioterapeuta y la terapeuta ocupacional ejecutan a la perfección el plan de terapia con la ayuda de las auxiliares. Y siempre así, sin parar de apostar por todos y cada uno de los residentes. Porque todos ellos tienen un presente y un futuro que me motivan a subirme al tejado una y otra vez para darle vueltas a la cabeza.
“y me doy cuenta de que, aunque ninguno de estos pacientes quiso ser un héroe, quienquiera que los conociese tuvo la tentación de clasificarlos en esa categoría de seres humanos inigualables”
Carlos López Otín
“LA VIDA EN CUATRO LETRAS”