Gerocultora – Turno Binomio - 1

María Lucel García García

Gerocultora
María Lucel García García

Gerocultora

Auxiliar de Geriatría y Ayuda a Domicilio.

Atención sociosanitaria a personas dependientes en Instituciones Sociales.

Curso de Animación Sociocultural.

Curso Básico de Prevención de Riesgos Laborales.

Curso Manipulador de Alimentos.

 

Me llamo Sucel pero el registrador que atendió a mi padre me asentó en el censo como María Lucel. Nací en un pueblecito del concejo de Valdés llamado Alienes, donde me crié hasta los 14 años.  Cuando terminé el colegio, mis padres que eran labradores me enviaron a Gijón con mi tía Sucel para que pudiese tener otras oportunidades en la vida distintas del campo.

Estudié secretariado, que estaba muy de moda entre las mujeres de mi quinta y cuando acabé, conseguí mi primer trabajo en una oficina de suministros industriales.

Aquello no era lo mío y tras ser madre de mi hija Noelia me reinventé y dos años después de su nacimiento retomé mi vida laboral pero no en una oficina, sino en ayuda a domicilio.

Nunca acabó de gustarme este servicio, porque me parecía que con una hora que dedicábamos a cada persona era muy poco tiempo y nunca me quedaba satisfecha con lo que aportaba, así pensé, ¿Por qué no me especializo y comienzo a trabajar en residencias?

Llegué a esta residencia por culpa de un día de verano con Gijón ¡A tope!

Imagínense en el mes de agosto entre la feria de muestra, el hípico y la… Y yo tenía los domicilios en el barrio de la arena y la zona del Molinón…

Aparcar en aquella zona era de locos y cogí tal cabreo, que cuando acabé mi jornada me puse a echar el currículum en las residencias que encontraba de vuelta a casa. Una copia de ese currículum acabó en el buzón esta casa, lo metí de jueves y tras varías entrevista nos pusimos de acuerdo y a la semana empecé.

Los inicios fueron muy duros e incluso hubo momentos en que me planteé que lo quería dejar, pero gracias a las enseñanzas y a los consejos de Jesús, aprendí a tener paciencia y me animé a continuar.

La Residencia Los Fresnos ha evolucionado mucho y gracias a Jesús, aquí sigo encantada de trabajar con sus hijos, ¡la segunda generación!

Creo que aporto seriedad, tranquilidad, confianza y también alegría, aunque algunos días me cuesta más, porque ahora mismo mi vida en el ámbito personal no es fácil. Pero por los güelitos hago lo que haga falta, canto, bailo y hago hasta el payaso ¡Porque sé que a ellos les encanta!

Siempre recuerdo con cariño una anécdota que tuve hace muchos años con una anciana que se llamaba Perpetua. Estaban saliendo por la tele la lluvia de millones de la lotería de navidad y le dije:

¿Por qué no me tocará algo a mí para poder jubilarme?

Ella me contestó: ¡No te preocupes, que yo te pongo en el testamento y te dejo tres pesetas y así te jubilas…!

Así que con este enorme capital de herencia, ¡No me quedó otra que seguir!

Bromas aparte, me gusta mi trabajo y estoy a gusto en esta casa. ¡Y ya con los años que tengo… me gustaría jubilarme aquí!