Elena Sánchez Fernández
Fisioterapeuta
Elena Sánchez Fernández
Fisioterapeuta
Grado en Fisioterapia por la Universidad de Oviedo.
Curso: Exploración, valoración y diagnóstico fisioterapéutico.
Curso: Terapia manual.
Curso: Neurorrehabilitación.
Curso: Ejercicio terapéutico, especializándome patologías de hombro.
Me llamo Elena. Nací, me crié y viví en La Felguera (Langreo), cuenca minera del Nalón para los despistados. Siempre tuve claro que querría dedicarme a la rama sanitaria, pero de qué…, no tanto. Me matriculé en fisioterapia en la Universidad de Oviedo y la asignatura que me marcó y dejó huella fue Anatomía. Me fascinaba conocer el cuerpo humano, verlo en imágenes, verlo en cadáveres, verlo por planos, conocer su biomecánica y saber dónde estaba cada cosa palpándola. Quería ser especialista en el movimiento y, ahí, fue cuando me di cuenta de que había elegido bien.
A finales de 2014, estaba completamente involucrada en el trabajo fin de grado, no me conformaba con hacerlo bien, quería que saliera perfecto. Mi tutor, neurocirujano, me puso en contacto con su compañera fisioterapeuta, Elena, y con su marido Carlos fundadores de LK Salud. Dos personas con ganas de comerse el mundo que me hablaron de esa fisioterapia, la que no te enseñan en la facultad, y con los cuales realicé un ensayo clínico para el trabajo fin de grado.
Me gradué en 2015 y desde entonces no he parado de crecer y de trabajar. He hecho muchos cursos y cuando digo muchos, de verdad, son muchos. Mi primer trabajo fue en Gijón cubriendo unas vacaciones en esta misma residencia, ahora conocida como Residencia Los Fresnos. Durante estos 6 años he rodado laboralmente por diferentes sitios: residencias geriátricas y de discapacitados intelectuales, clínicas de mutuas, privadas, etc. En mi primer año de experiencia trabajando con mutuas descubrí una cosa, como NO quería trabajar, y ahí empecé a escalar la montaña que quería ascender en mi carrera profesional.
Siempre mantuve el contacto con LK y quién me iba a decir que unos años después, al acabar mi jornada laboral, recibiría la llamada telefónica de Carlos Junquera, en la que me decía que hiciera las maletas y cambiara el router de domicilio para venirme a Gijón. Me habló de un proyecto nuevo en su clínica que iría vinculado a con la Residencia Los Fresnos. Quién me iba a decir a mí que volvería a entrar en ese sitio, en esa residencia donde posé por primera vez el pie como fisioterapeuta, pero ahora con muchos más conocimientos y experiencia.
Mi ilusión siempre fue trabajar y vivir en Gijón, pero por razones laborales y familiares regresé a mi pueblo natal donde tuve uno de mis últimos trabajos en una clínica de fisioterapia, que combinaba con la Asociación Asturiana de Parkinson. Estuve allí 4 años, gracias a los cuales me he convertido en lo que soy ahora. Pero esa etapa ya había llegado a su fin.
Para seguir subiendo mi montaña necesitaba que saliera el sol y se difuminara la niebla. Ese sol salió en forma de LK Salud. Desmonté la tienda, cogí todos los bártulos y partí.
LK Salud tenía un gran proyecto para mí, la Residencia Los Fresnos y la clínica, ya que LK era parte fundamental de sus servicios sanitarios. Otra de las buenas noticias era que iba a formar parte de un equipo multidisciplinar conformado por un líder, un guía del equipo sanitario, un médico, una neuropsicóloga, una enfermera, una terapeuta ocupacional, una nutricionista, un cocinero, unas auxiliares, y yo. Iba a suponer un reto y un gran esfuerzo porque íbamos a conocer a todos los residentes y a los demás compañeros desde cero. Además, llegaba con Elisa, la Terapeuta Ocupacional que me acompañaría, desde el campamento base, en cada minuto y en cada metro de ascenso. Compartíamos el material y el fuego que debemos de mantener encendido.
Mi trabajo consiste en romper con lo establecido; en que personas que padecen signos propios de la edad, o alguna patología neurológica o músculo-esquelética, mejoren; en que gente que usa silla de ruedas pueda ponerse de pie o caminar; en quitarles el dolor que les impide realizar una tarea; en echar grasa para que rueden con fluidez biomecánica los engranajes articulares.
Aporto ganas e ilusión, aporto movimiento, ejercicio, fuerza e independencia. También proporciono tranquilidad cuando se necesita y humor para sacar sonrisas. Me gusta gastar bromas y ver como algunos sacan a la luz esa elocuencia y picardía que tienen oculta.
Me apasiona mi trabajo, no empiezo los lunes con desgana, porque en el momento en que salgo de mi casa para ir a la Residencia Los Fresnos voy a hacer lo que realmente quiero: mejorar la vida de otras personas.